Cuando nuestros negocios están íntimamente ligados a la tecnología y a internet es lo que hay, es un mundo en movimiento sumamente veloz, así que frente a él solo tienes dos opciones: meterte en el ojo del huracán hasta el mismo centro y navegar con él a la misma velocidad -o intentarlo como puedas- o apartarte a un lado, dejar que te despeine y quedarte siempre con cara de tonta cuando alguien te diga “pero cómo, ¿no estás haciendo esto todavía?”
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