Se acerca peligrosamente el final de año y con él toda la presión del mundo para que hagas balance, veas si tu año ha salido bien o mal o regular, si tú has avanzado realmente en todos los frentes de tu vida, y para que a continuación te lances como una loca a hacer planes y reorganizar todo y hacerte propósitos y promesas que nunca vas a cumplir.
Te suena, ¿no?
Vale, pues este año no. Este año lo haremos diferente.
Espero que te hayas descargado ya La Llave, que es una herramienta gratis y potentísima para descifrar lo que se esconde tras cualquier cosa que escribas (incluso una lista, sí). Además, con el acceso a La Llave encontrarás algo que no hago nunca never ever: un cupón de descuento para entrar a Mi Diario.
¿Por qué? Pues porque te mereces estar más en contacto contigo y que 2021 te pille escribiendo. Porque bastante hemos tenido en 2020 de lío y de energía hacia afuera y de susto y de miedo a procesar lo que llevamos dentro.
Y, con tu Llave en la mano, habrás hecho los ejercicios anteriores (este y este), y estarás llegando al ejercicio de hoy con expectación. Así que voy al grano. Hoy vamos a ponernos en la realidad de tu situación actual, sea como sea y esté como esté. No como querrías que fuera, no como te imaginaste que sería, no como planeaste en diciembre de 2019 que iba a ser. Como es ahora. Con todas sus luces y sus sombras.
Se llama De “¿estoy donde quería estar?” a “estoy donde estoy”. Y es una diferencia abismal que tiene todo el poder para devolverte el poder. Ojo a esto. Poder para devolverte el poder que has entregado en nombre de vete tú a saber qué.
Y con este poder en tu mano, y todo el amor que saldrá de él, la semana que viene encararemos 2021 con un último ejercicio que será una nueva versión de la Carta a los Reyes Magos. O a Papá Noel. O a ti misma, que al final, es lo que es. Sin magias que valgan.
¡Dale al play!

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Un abrazo,
Me encantan tus reflexiones, te sigo desde hace dos días pero lo suficiente para darme cuenta de la transparencia de tus palabras y lo que nos quieres aportar. Pensar en el “ahora” de estar donde estoy me parece la clave para muchas cosas. Y dejar de lamentarnos muchas veces en donde nos gustaria estar. Gracias
Muy interesante. Me ha recordado a la Aceptología de Gerardo Schmedling. Gracias por compartir Deb.