En el artículo anterior (¿Tienes que elegir entre un trabajo de supervivencia y el trabajo de tus sueños?) les contaba a las que están planeando empezar un negocio propio cómo de importante es que antes de ir a lo loco con su idea de empresa tengan asegurado su dinero de subsistencia. Y no por ser conservadoras, sino por evitar al máximo cualquier factor que pueda desestabilizarnos en el día a día.
Pero es que la misma idea también nos sirve a nosotras, las que ya tenemos nuestros negocios en marcha. De hecho, encontrar el equilibrio entre lo que queremos hacer y lo que tenemos que hacer porque nos da dinero es probablemente una de las peores luchas que conozco. ¿Te pasa también?
Y es que para emprender sin dolor es necesario saber que vamos a poder pagar nuestro piso el mes que viene, que nuestros perros van a poder comer, que no nos van a cortar los suministros de luz o de teléfono… Si no, lo que se genera es una profunda y devastadora ansiedad cada mes. O cada día.
Y no solo porque pone en evidencia que el negocio no va bien o no va todo lo bien que debiera, sino porque no se puede ni crear, ni trabajar, ni construir, ni reconstruir desde ese estado de tensión e incertidumbre. Y es un pez que se muerde la cola. Si tu negocio no te da dinero, no puedes trabajar tranquila para conseguir dinero; y si no trabajas tranquila para conseguir dinero, va a costarte mucho conseguir ese dinero.
Y es que pocas cosas hay más realistas que el dinero. Si un negocio no da lo que tiene que dar, o no es un buen negocio o no está bien planteado. Si un negocio que nos gusta mucho y nos hace muy felices no da nada y simplemente es una fuente de gastos, se parece más a un hobby que a una empresa. Hasta las ONGs tienen que dar como mínimo lo que gastan.
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Como sabéis las que lleváis un tiempo leyéndome en Oye Deb, este último año ha sido de muchos cambios para mí. Eso ha implicado que he mantenido mi negocio solo superficialmente, es decir, he seguido publicando contenido gratis cada semana y haciendo lo que hay que hacer para seguir activa, pero no he dedicado tiempo a ir más allá y generar productos de pago, trabajar en nuevos cursos, hacer promoción, tratar de vender… nada de lo que genera dinero. Por tanto, durante todo un año he estado trabajando, sí, pero a cambio de nada. Literalmente nada. Ha sido una inversión de futuro, pero no ha dado dinero.
Esto para mí no era un problema a priori porque el año anterior gané suficiente para ahorrar e ir tirando todos estos meses que sin yo haberlo previsto con antelación he estado trabajando en mí y en mis necesidades y reorganizando las necesidades de mi empresa y aprendiendo nuevas cosas que aplicar en ella. Por supuesto, este trabajo se va a reflejar y de hecho ya se está reflejando en Oye Deb y sé que el parón va a tener sus frutos y estoy felizmente conforme con la situación (no con la económica, claro, pero grandes cambios suelen requerir grandes sacrificios), pero lo que está claro es que no me habría podido permitir esta pausa —solo monetaria— para reordenar mi vida personal y laboral si no hubiera tenido el colchoncito detrás. Habría tenido que seguir haciendo lo de siempre, sin poder pararme a pensar y darme el tiempo que he necesitado hasta que las cosas han encajado de nuevo.
Y a veces este tiempo es más necesario y mucho más productivo que el que te pasas trabajando para ganar dinero, lo que ocurre es que tienes que hacerle hueco para que pueda suceder. No desde la ansiedad de tener que contar cada céntimo a final de mes. A veces podemos hacerlo, y a veces no es el momento, a veces toca ganar dinero. Y hay que pensar cómo.
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Hace unos días hablaba con unas amigas también emprendedoras sobre lo complejo que resulta encontrar un equilibrio entre lo que tú deseas hacer con tu empresa y lo que la gente quiere como cliente. Y cómo, si solo siguieras a tu creatividad y a tus deseos y no tuvieras que estar pendiente del dinero en absoluto, harías cosas completamente distintas (que quizás no te darían ningún dinero o que necesitarían mucho tiempo para ser desarrolladas desde la calma y la reflexión) y probablemente tu trabajo sería bastante mejor. Te llevarías a ti misma más lejos, sobre todo creativamente. O al menos te haría bastante más feliz.
Pero no pasa nada por ceñirnos a la realidad e irla conjugando con nuestros deseos en la medida de lo posible. Unas tendrán productos que se venden bien y que están hartas de hacer pero los harán igual, temporada tras temporada; otras ofrecerán o harán cosas que no responderán a su sueño ideal de empresa (aceptarán proyectos o clientes que no les encajan o no les gustan, por ejemplo), y otras nos veremos obligadas a posponer proyectos que nos vuelven locas de amor porque sabemos que no tienen retribución económica y no nos podemos permitir la inversión de tiempo por el momento.
Y siento ser tan cruda en un mundo tan edulcorado como el emprendimiento creativo, pero es que no digo ninguna mentira. Y no pasa nada. Es un juego de tira y afloja entre los clientes y nosotras. Es un poco para ti y un poco para mí, siempre manteniendo el equilibrio hasta que llegue el punto en que te puedas permitir hacer lo que te da la gana todo el rato sabiendo que hagas lo que hagas tus clientes lo van a comprar (no sé si a alguien le llega ese punto, ¡ojalá!).
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Se trata, como en todo emprendimiento a medida, de tener claras tus prioridades y tus necesidades y hacer la jugada en base a ellas, tratando de sacar el máximo beneficio para ti sin olvidarte de que las bases de la pirámide tienen que estar bien cubiertas, y para eso, te guste o no, necesitas la opinión y la decisión de tus clientes.
Ojalá llegue ese momento en que nos podamos permitir hacer lo que nos da la gana independientemente de si se va a vender o no, pero mientras tanto, no pasa nada por ser realistas y adaptarnos. No tiene sentido vivir enfurruñadas porque la gente no entiende lo que hacemos o no lo quieren comprar o porque lo que queremos hacer de verdad no da todo el dinero que esperábamos, o no da nada de nada.
El dinero, en un negocio, manda.
Y no manda en el sentido de obtener el mayor beneficio e ir siempre persiguiendo más y más con avaricia, sino en el lado contrario, simplemente tiene que dar lo mínimo para poder seguir adelante. Que son dos cosas muy distintas.
No es de vendidas adaptarse a lo que el cliente quiere comprar, es de emprendedoras que quieren seguir viviendo de su emprendimiento muchos años más.
Y de la misma forma que las que están pensándose emprender tienen que hacerlo compatible a veces con un trabajo por cuenta ajena para que se sostenga toda la estructura de naipes, nosotras también podemos considerar que tenemos que hacer compatibles nuestros productos más personales y más creativos con algunos otros que nos den de comer, para que todo se sostenga.
No es nada malo, no está mal visto. No es algo de lo que avergonzarse ni algo que ocultar. Al contrario, implica valor y visión, y sentido común, y bastante inteligencia.
Creo yo.
¿Tú qué crees?
Puedes darme tu opinión en los comentarios bajo el post, estoy segura de que si tienes una empresa habrás pasado por esta situación y este sentimiento millones de veces.
Un abrazo,
Creo que lo que dices es muy real, a veces es necesario generar dinero y entonces te lanzas a hacer lo que sea necesario más que lo que te gusta. Pero también creo que en la creatividad se haya un poco la base de la diferenciación y es importante buscarle un hueco siempre que se pueda jeje gracias por ser tan realista Deb, hacía falta dentro del mundo emprendedor
Hola Deb. Buenos días!!!! Como dice la frase tan archiconocida: “business is business”. Vivimos en la era donde impera don dinero, como leí el otro día en El arte de amar. El tener un negocio propio, ya sea online o convencional, no da las garantías de hacer siempre lo que se quiera. Unas veces es por ti y otras por los clientes. Se dice que los clientes siempre llevan la razón porque son los que pagan. No estoy del todo de acuerdo con esta afirmación, pero en cierta medida un negocio es tal porque tiene clientes. Asi que como bien dices el quid está en el equilibrio entre lo que demandan los clientes y lo que a uno le gusta hacer.
Muchos saludos y buen puente!!!!!
Te contesto la pregunta del segundo párrafo Deb: me pasa, me pasa. Es una lucha terrible. Lo peor es que si lo que te da para vivir más o menos te absorbe casi todo tu tiempo, ya casi no te queda (tiempo) para hacer lo que te gusta. :(
Pero si crees en ello, hay que hacerlo! Aunque sea poquito a poquito.
A veces creo que escribes los posts para mi. ;)
Efectivamente Deb, yo también creo que no sólo hay que tener una seguridad económica porque de ello depende nuestra supervivencia (y negocios), sino que ESTA SEGURIDAD ES IMPRESCINDIBLE para hacer un trabajo creativo en condiciones, sin ansiedad y sin miedos las 24 horas del día.
Es decir, la seguridad económica es amiga de la creatividad. En vez de pensar que la estamos “matando” porque no le dedicamos el suficiente espacio/tiempo en nuestros días, podríamos ver que la estamos alimentando y sembrando para un futuro.
¡Muy buen artículo!
Oh! Deb!
Gran tema!!!!
Como tu dices muy complejo, para mí lo más difícil. Cada vez que me siento a crear un nuevo producto es el gran conflicto mental:”gustará o no?”.
Yo busco siempre el equilibrio, intento que sea algo “comercial” pero que tenga identidad, porque es MUY PELIGROSO sólo fijarnos en lo que se vende bien, sobre todo, porque eso que se suele vender bien es porque en ese momento es tendencia, y como sólo te guíes por eso, cuando te das cuenta estás haciendo lo que todo el mundo y has perdido tu identidad.
Así que te lanzo esta pregunta: Cómo conseguir el equilibrio entre lo comercial y lo autentico? Cómo hacer para poder vender sin perder tu estilo? La identidad creativa puede sobrevivir a la demanda social?
Yo soy hija de una familia dedicada al comercio . Emprender no es nada más que una manera de ganarse la vida. Yo trabajo para vivir , no vivo para trabajar . De eso se trata. Y hacerlo lo mejor posible , con todo el cuidado y el cariño del mundo , con pasión y dedicación . Como en todos los trabajos !
Muy bueno Deb, estoy 100 % de acuerdo con tigo.
Hay que ser prácticos , realistas y flexibles .
Y eso no es malo , al contrario, es muy difícil y es una dote muy rara.
Un besazo
Pues claro que estoy de acuerdo, me gusta mucho lo que hago, por eso mismo no quiero dejar de hacerlo, por eso quiero poder vivir de ello.
Y lo estoy viviendo en mis carnes. Yo tenía en mi mente un modelo de tienda en que presentaría al cliente los productos para que se vieran tan bonitos como en su propia casa, pero poco a poco, he tenido que ir dándole más aire de tienda típica, y aún así creo que sigue sin ser suficiente…
Hola Belén,
He visto tu pagina web, me parece que esta genial!. La verdad que yo tb pensaria como tu, que presentando los productos ,a parte de como tienda online tradicional, como quedarian de bonitos en tu casa y lo guay que seria tu casa con ellos funcionaria mucho mejor que solo presentandolos como tienda online tradicional..A lo mejor no llegas bien a tus clientes potenciales porque no conocen tu pagina, o si llegan a lo mejor otra cosa les hace no comprar. Pero vamos buen gusto me parece que tienes!
Muchas gracias Macarena!
Tienes razón, el problema es llegar a tu cliente ideal, supongo que eso requiere tiempo además de esfuerzo y dinero.
Seguiré haciéndolo lo mejor que sé y espero que se note.
Nos vemos por aquí!
De nada! Estoy segura que estas en el buen camino!
Nos vemos por aqui
Yo aun estoy en el punto de emprender y tener que “perder” un valioso tiempo trabajando de otra cosa. Aun no veo el momento de poder dedicar todo el tiempo al trabajo de mis sueños. Supongo que poco a poco… Pero vamos que seguro que es mas gratificante tener que desviar un poco tu proyecto ideal para sacarte un mínimo económico que tener que trabajar en otra cosa que solo te aporta un dinerillo y te quita muchísimo tiempo para emprender de verdad.
En fin… Es que nunca estamos contentos con lo que tenemos???
Bueno, me consuela ver como va gustando y mucho mi proyecto. Pero me agobia no poderlo sacar adelante tan rápido como quisiera siempre por lo mismo… Falta de mas tiempo… … Poco a pocoooo.
Un beso, Deb y las lectoras que estamos por aquí tambien.
Yo que justo me dedico a trabajar proyectos de marketing y branding con emprendedores creativos no puedo estar más de acuerdo! Algunas de mis clientes se bloquean por el hecho de no dedicar el 100% del tiempo a la parte más creativa y tener que dedicar mucho tiempo a otros trabajos que son los que le dan el dinero más rápido. Lo que más trabajo en estos casos es sacar el lado creativo a todo lo que hacen y como aplicarlo a ambos casos buscando la coherencia entre ambos para que estén más cerca del trabajo de sus sueños. Crear una marca personal en estos casos es trabajar ambas cosas para que poco a poco se acerquen a lo que realmente se quiere y sobre todo, para no perder la motivación. Así que como tu dices, es adaptarse y seguir adelante ;)
¡Hola, Deb!
Agradezco que seas “cruda”;) … No tengo mi propio negocio (aún!), como te he contado en algún e-mail, estoy planteándome hacerlo, y tu artículo de hoy me ha venido a las mil maravillas para tener aún una visión más realista de qué es a lo que tendré que enfrentarme en un futuro (espero que cercano!).
¡Gracias por compartirlo!
Un abrazo.
Efectivamente, muy realista. Eso del persigue tu sueño y sigue tu talento apasionadamente está bien, pero no paga las facturas. Demasiados emprendedores creen que eso de tener un negocio es ponerle amor y soplar botellas y tampoco es así, cariño por lo que hacemos tenemos todos pero no todos llegan a buen puerto.
Gran post como siempre.
Un beso.
Hola Deb! Me gusta mucho como escribes. Estoy de acuerdo en que tener todo a tu gusto al 100% es imposible, pero no sólo en el tema laboral, sino en todos los aspectos de nuestra vida. Lo que sí tengo claro es que según las posibilidades u oportunidades de cada uno, hay que dedicar una parcela de de ti a aquello que disfrutas de forma natural, porque nace de ti, ya sea como hobby, como forma de ganarte la vida…
Yo actuamente trabajo por cuenta ajena con una reducción de jornada y estoy intentando retomar el blog, lo necesito. Lo que venga después…ya se verá.
Muchas gracias!
2 añoss , eso fue lo que me costo tomar mi decisión, 2 años de trabajar casi 17 hs por día, buscando alternativas, salia de mi trabajo, estudiaba, daba clases, trabajaba en un estudio y con lo que me sobraba comía y dormía.
Hasta que un día llego la hora de que esas horas extras se convirtieran en mi proyecto p, fue duro, durante 3 meses viví de mis ahorrosm , pero después empezo la cadena.
Acá e estoy ahora, casi 1 año y medio después, con un mayor ingreso al fijo que yo tenia, con seguridad y haciendo lo que me gusta.
Mi e estudio me mantiene pero también me nutre, no me cansa, y crece junto a mi todos los días!
La verdad es que es un tema muy complicado, pero tienes mucha razón en lo que dices.
A mí personalmente me da bastante rabia la gente que dice “yo no hago esto por dinero”. A ver, es verdad que cuando emprendes buscas otras muchas cosas, pero el dinero tienes que buscarlo sí o sí (hay que comer y todas esas cosas).
También es verdad que nos han llenado mucho la cabeza de pajaritos (a mí la primera) y nos han dicho que tenemos que hacer exclusivamente lo que nos gusta y con la gente que queremos. Siempre vas a encontrarte con cosas que no te gustan pero que forman parte de tu negocio, o te dan un poco de estabilidad… y eso es así, no hay que frustrarse ni nada por el estilo.
A veces hay que “ir haciendo eses” para llegar a nuestro objetivo, incluso alguna vez tendremos que parar por algo, pero eso no nos hace peores, ni más tontas, ni nada de nada.
Un abrazo a todas!
Es complicado encontrar el equilibrio y más aún cuando somos mamás! Es un gran apoyo leerte y todos los comentarios, dan una gran inyección para seguir adelante con nuestros sueňos, porque negarse a alcanzarlos? Nuestra frase es; quien no arriesga, no gana. Ánimo a todas las emprendedoras, seguid luchando!!
Hola Deb!
De acuerdo en todo! en mi caso, mi “pequeña empresa”, son mis clases particulares. Soy profesora de piano, y para mí, mis clases son una forma de ayudar al niño a expresarse a través de la música. No siempre puedo hacerlo, a veces hay padres de por medio que buscan que su hijo/a se presente a tal o cual exámen o prueba de acceso, y no puedo centrarme en las necesidades del niño, como me gustaría, sino en las del cliente (los padres), que son los que pagan. En mi caso me da mucha más rabia, porque los que más pierden en esta “transacción de negocio” son los niños. Pero tengo que sobrevivir. Mi alquiler y mis proyectos futuros dependen de que estos “clientes” que me pagan cada clase estén contentos. Un saludo
Quisiera solo agregar que en dinero manda en una empresa (o debería hacerlo) solo en el sentido de que el 1er deber de una empresa es ser rentable, porque sino no valdría la pena tener una empresa, no?
Luego cada uno elige, cuando tenga una empresa rentable, si a partir de ahí el dinero, y el ganar lo máximo posible, sigue siendo lo más importante o, por el contrario, si la empresa tiene valores que lo sobrepasan.
En EEUU existe una economía naciente de empresas cuyo máximo objetivo no es el dinero, y algunos estados de allí ya han creado figuras legales para permitirles trabajar. Incluso existe la figura legal de “corporación”, pero cuyo objetivo primario no es el dinero. Y esto no tiene nada que ver con ONGs.
Germán