Es curioso (o igual es justo lo contrario, lo más normal del mundo) que aquello que creemos que trae la mayor tranquilidad a nuestras vidas sea capaz también de generar la mayor intranquilidad.
Sí, me estoy refiriendo al dinero.
La relación de cada una de nosotras con el dinero es completamente distinta: hay quien lo ama y lo persigue a toda costa, hay quien lo ama y le viene sin esfuerzo, hay quien lo teme y lo rehúye, hay quien lo teme y se lo encuentra, hay quien no lo sabe mantener y quien no lo sabe soltar, hay quien considera que es limpio y quien considera que es sucio, hay quien le pone muchas condiciones y quien no le exige nada, hay quien encuentra que es un fin y quien encuentra que es un medio. Hay quien no ha tenido que pensar en él en toda su vida y quien no ha podido hacer otra cosa que pensar en él a cada minuto, cada día.
El dinero, sin embargo, no es más que una medida, una métrica. Unos números en una pantalla de ordenador que se representan en forma de papelitos rectangulares de colores o discos metálicos. En sí, no es nada. Y pese a no ser nada y parecer muy abstracta, es una métrica muy real. El dinero nos ata a la realidad, nos hace bajar del guindo, del mundo de las ideas, y nos obliga a tomar acción y a concretar de algún modo frío y realista todo aquello que está flotando sobre nuestras cabezas.
Las emprendedoras lo sabemos bien: no es suficiente con tener una buena idea, hay que ejecutarla y lograr que esa idea dé dinero para transformar una idea en una empresa rentable. Sí, la palabra rentable es lo que diferencia a quienes se mueven en lo abstracto de quienes se mueven en lo real. Incluso las ONG tienen que resultar rentables para poder ayudar. Por feo y capitalista que suene a algunas, el dinero nos ancla a la realidad.
Y como no tiene la grandiosidad del amor, la proyección del trabajo, lo sublime del arte… no tiene nada elevado a lo que agarrarnos para embellecerlo y desembrutecerlo.
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Pero el dinero te hace sentir segura, grande, llena de posibilidades. Con él de tu lado puedes conseguir prácticamente cualquier cosa, darte todos los caprichos, aprender todo lo que te apetezca, ir a donde desees, vivir donde desees, ayudar a quien quieras, comprar todo lo que quieras. Todo lo que quieras que se compre con dinero. Es un símbolo de poder.
Claro que poder no tiene tampoco una acepción única, porque —y menos mal— hay otro poder más allá del poder ordinario, que se mueve con independencia de esa métrica simbólica, y ese es el poder personal. La voluntad, el autoconocimiento, la espiritualidad, la conexión, la bondad, el significado… En fin, todas esas otras (quizás pocas) cosas que no se compran ni se venden.
Y sin tener que ponernos fifis, reconozcamos que esa es la verdadera riqueza a la que podemos aspirar como humanos.
Porque la riqueza exterior está estupendamente bien, pero la riqueza interior está muchísimo mejor. El summum para mí es tener lo suficiente de la primera para poder ocuparme plenamente de la segunda.
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Una vez le pregunté a mi padre si él se planteó lo que le gustaría hacer a nivel laboral alguna vez, cuando era joven, si pensaba en qué quería ser o qué se le daba bien. Me respondió que cuando uno tiene que ocuparse de la supervivencia diaria y contar cada céntimo que entra para comprar la comida del mismo día (y no dijo nada de pagar facturas porque vivía en una barraca con techo de uralita y suelo de tierra e iba a buscar el agua para lavarse a la fuente pública), esa no es una pregunta que entre en la ecuación, que ni se le había pasado nunca algo así por la cabeza. Trabajas de lo que te venga, vives al día y listo.
Para la mayoría de nosotras la situación ha sido bastante diferente, ¿verdad? Por lo general, hemos tenido las necesidades básicas resueltas y quien más quien menos ha recibido regalos en Navidad, iba con ropa nueva de vez en cuando y ha tenido libertad de decisión para estudiar y labrarse una profesión en el futuro. Hemos deseado ser cosas de mayores (profesoras, veterinarias, astronautas, bomberas, pintoras…) y probablemente ninguna de esas aspiraciones venía motivada por nada que tuviera que ver, ni en lo más remoto, con el dinero.
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Ahora la cosa es distinta, porque hacerse adulto implica necesariamente tener que lidiar con la propia solvencia económica. Depender de alguien no es ser un adulto sano y funcional, así que una vez abandonamos el nido el dinero pasa a formar parte importante de la ecuación. De hecho, quizás sea la máxima “x” que tenemos que despejar en la difícil ecuación de la vida adulta. Por tanto, es del todo normal que al principio tomemos decisiones en las que el dinero tiene un papel protagonista (desde la carrera que estudiamos a los primeros trabajos que aceptamos, incluso si son de becario con promesa de grandes posibilidades posteriores).
Luego, si llegamos a conseguir estabilizarlo y deja de ser una necesidad tan grande, empiezan a salir nuevas “x” que también queremos despejar, y que en realidad se sienten bastante más importantes: el significado de lo que hacemos, el valor de lo que aportamos, nuestro propósito vital…
Porque una vez el dinero deja de ser la preocupación principal para ocupar un sitio mucho más modesto en el pódium de nuestras necesidades, empiezas a preguntarte, ¿a costa de qué estoy ganando este dinero? ¿Qué necesito hacer a cambio de ese dinero? Y en todo caso, ¿me está compensando realmente? ¿Es así como quiero vivir?
Y aunque es imposible olvidarse de que el nivel de vida que quieres necesita unas cantidades mínimas para ser vivido (aunque ahí también cabe preguntarse si es eso realmente lo que queremos o si podríamos vivir con menos a cambio de más tranquilidad), probablemente para mí esas sean las preguntas más importantes que he aprendido a poner por delante cada vez que hay una nueva idea, una nueva propuesta, una nueva encrucijada.
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Una mujer me escribió hace años, cuando recién empezaba con Oye Deb. Me dijo (y me acordaré toda la vida) que creía que yo era una mujer extraordinariamente rica. Que del entonces presidente de Uruguay se decía que era el presidente más pobre del mundo, y que él solía decir que tenía pocas cosas porque así necesitaba poco para mantenerlas y podía dedicarse a hacer lo que más le gustaba, que era amar a las personas, porque era un enamorado de la felicidad humana y la quería para todo el mundo. Por ello, de él se había escrito que en realidad no era el presidente más pobre del mundo sino el más rico, porque era el que más compartía con los demás. Y concluía diciendo que ella creía que yo también era un modelo en eso del compartir y que, por tanto, debía sentirme extraordinariamente rica.
Yo siempre me había sentido pobre. Siempre había sentido que no tenía suficiente dinero para hacer las cosas que quería hacer, que tenía demasiado buen gusto para las cosas que podía permitirme pagar, que no tenía suficiente talento para hacer lo que deseaba hacer, que no tenía suficiente valor para… en fin, que no tenía suficiente de nada. La mentalidad de la abundancia nunca me acompañó, más bien al contrario. Con el dinero era muy prudente y ahorradora, con un miedo heredado de una familia muy humilde y muy trabajadora que no lo había tenido precisamente fácil (y aunque yo nunca viví la miseria directamente estas cosas se quedan dentro quieras o no). Vivía ligeramente obsesionada con la idea de “seguridad” y, como vi que hacían mis padres y mis abuelos, ahorraba para lo que pudiera venir y no me lo gastaba en caprichos innecesarios.
Y ya sé que puede parecer mentira y que puede parecer que sale como de la nada, pero desde que pasó el “veranus horribilis” no he tenido más esa sensación de carencia constante. Al contrario, ahora, como supo ver esa mujer que me escribió hace 4 años, me siento extraordinariamente rica.
Me siento rica por ser quien soy, me siento rica por ser como soy, me siento rica por las personas que tengo cerca, me siento rica por el trabajo que he creado a mi medida, me siento rica por mi creatividad y mi forma de expresarla, me siento rica porque leo, me siento rica por el sitio donde he elegido vivir, me siento rica hasta por el coche viejísimo que tenemos que se nos cae a trozos y por las comidas sencillas que nos hacemos en casa, por los paseos en el bosque, por la lluvia y por cada atardecer que veo, cada luna que sale, cada estrella que cae. Me siento rica porque no me falta de nada.
Y mira, nada de lo que me hace sentir rica tiene que ver con ningún papel rectangular ni ninguna pieza de metal. Nada que ver con números en una pantalla ni con resultados de ninguna clase.
…
Y no he tenido que hacer nada, ni repetirme ninguna afirmación positiva, ni hacer ningún curso de mindset, ni hacer nada más que poner luz a todas mis sombras, poco a poco, con cariño.
Quién me lo iba a decir. Me lo crea o no (porque a veces sigo dudando de si se me ha ido la pinza), así es.
De pobre a rica de la noche a la mañana y sin lotería.
Un abrazo,
Gracias por el post Deb. He pasado una semana de esas en las que explota algo dentro y tienes que trabajarlo y estaba relacionado con el dinero, así que tu post es casi como una señal del universo! Cuando estaba en consultoría me había hecho muchas veces la misma pregunta que tu: ¿Qué necesito hacer a cambio de ese dinero?, no me sentía bien conmigo misma. Ahora estoy creando algo que me llena y refleja lo que soy. Día a día me voy haciendo más rica :)
Hola Deb!
como echaba de menos tu artículo semanal, y como siempre me ha gustado y me ha removido. Creo que al final todo consiste en abrir los ojos, quitarnos la venda y darnos cuenta de toooodo lo bueno que nos rodea o de las opciones que tenemos para poder cambiar las cosas, pero cómo nos gusta luchar para mantener los ojos cerrados y sufrir a lo tonto.
Un besazo y buena semana!
Genial, coincido plenamente con tu enfoque Deb y doy gracias por, a pesar de tener el email hasta arriba de trabajo, haberme parado a leerlo. Gracias de todo corazón por compartirlo con todos nosotros. Es muy inspirador y yo confieso que a veces me olvido de ello :-P
¡Hola Deb!
La verdad es que el dinero puede darnos muchísimos quebraderos de cabeza cuando no lo tenemos, o cuando no lo administramos bien, pero también hay que acordarse de lo que nos hace realmente ricas, y aprender a no necesitar tanto el dinero. Me ha encantado el párrafo sobre la lectora que te dijo que eras muy rica y el ex presidente de Uruguay, Mújica, que me parece un hombre muy interesante.
Ayer justamente leí esto en un artículo en El País sobre el psicólogo Dan Gilbert, que escribió un libro (que no he leído) que se llama “Tropezar con la felicidad”:
“Las cuatro actividades cotidianas que más felicidad aportan son gratis: practicar sexo, hacer ejercicio, escuchar música y charlar. La que más, con mucha diferencia, es practicar sexo.”
Así que, ¡a disfrutar de lo gratis!
¡Un saludo!
Totalmente de acuerdo contigo, el dinero es neutro y simplemente adquiere significado cuando tu SER también lo tiene. La importancia del orden: SER-HACER-TENER en vez de HACER-TENER-SER
Gracias Deb, por este excelente artículo, que nos hace ver lo inmensamente ricos que somos, aunque a veces tengamos algunas limitaciones, incluso económicas.
Te he descubierto recientemente y para mí, eres un ejemplo de ser coherente con tu ser interior.
Un gran abrazo!!!!
Gracias por la claridad que aportas al dia dia, eso te da la riqueza de la claridad de la sabiduría. Eso tiene la posibilidad de que mires hacia otro lado y darte riqueza interna
Tu introspección está dando sus frutos.
Muchas veces lo tasamos todo a nivel monetario y nunca alcazamos la satisfacción.
Tu misma has enumerado una serie de acciones que te provocan bienestar son valiosas porque no se pueden comprar ni tasar.
Hola Deb, últimamente yo le ando dando muchas vueltas al tema económico. Parto de unas creencias adquiridas parecidas a las tuyas: siempre ahorrando y sin gastar por lo que pueda pasar, y a la vez siempre sin dinero para nada. Hace poco descubrí que el tener esas creencias me limitaban ya no sólo a nivel monetario, sino a nivel general en todo lo que tenía que ver con ABUNDANCIA. Ahora ando abrazando toda la riqueza, sintiéndola en mi vida para quitar ese sentimiento de escasez que me hacía ir a trompicones. El dinero es importante y necesario y más aún sentirnos ricos en cualquier rincón de nuestro día a día. Gracias por tu enfoque. :))
Gracias Deb, eres genial, y me haces sentir genial.
Hermosas palabras!
Completamente identificada. Abrazo!
Gracias por el artículo, el dinero siempre te da la forma de cubrir las necesidades que día con día tienes, y que de alguna forma debes cumplir con ellas, sin embargo en el camino te vas olvidando de la importancia de vivir con lo que tienes y no de estar siempre en el ir y venir para adquirir ese dinero. En la vida debemos aprender y compartir sobre todo con los hijos el sabor dulce de una plática de la convivencia diaria y del estar aún sin un nivel económicos aunque no puedas comprar cosas que te gustan, pero esos detalles, esos momentos de estar y compartir son fundamentales ya que cuando te vas no hay camiones de mudanza en tu funeral para llevarte lo adquirido, hay personas que te van a extrañar y que te quieren eso es todo dejar buenos recuerdos en buenas personas. Un abrazo.
La piell de gallina! Hoy estoy sensible. Hay algo en lo que dices que me conecta conmigo, con esa relación con el dinero heredada, que si bien no me ha faltado nunca de nada, siempre he tenido la sensación de ser pobre, de vigilar SIEMPE de gastar poco, en que gastarlo.. Mi pareja, contrario a mi, tiene una relación de abundancia, ve el dinero como un medio para disfrutar, “esta para gastarlo” me dice! He aprendido mucho y veo que no es un fin sino un medio, pero realmente quiero conseguir tener el suficiente como para no tener que pensar en él. Aunque realmente también me siento extraodinariamente rica. Que gozada. Gracias una vez más Deb, eres grande.
Hola Deb, muy buen Post, estoy de acuerdo en todo, pero también creo q es una energía el dinero, al igual q todo lo material tiene una energía, aunque sean bienes o servicios. Yo he vivido equivocada y sufriendo siempre x el dinero. Al igual q tu padre mis padres tb pasaron hambre en su infancia y ni hablar de mi abuela q escapó de la guerra. Espero poder sanar esa relación y encontrar la forma humanizada y creativa de compartir mi talento. Gracias!!!!!
Es increíble cómo la vida te va dando lo que necesitas en cada momento. Llevo unas semanas atormentandome por culpa del dinero. Porque mido mi éxito y mis logros por la cantidad que veo en la pantalla y últimamente está muy lejos de lo que me gustaría y eso me hace sentir muy insegura y poco valida. Es el engaño de la sociedad de consumo actual. Sin embargo desde que tengo menos dinero tengo más tiempo y he conocido a grandes personas que estaban muy cerca de mi y que debido al dinero no me era posible verlas, leerlas y disfrutarlas. la primera de esas personas yo misma. Desde que ganó menos soy más, porque estoy aprendiendo a conocerme y porque tengo el tiempo que necesito para ello. Es el trabajo más difícil al que me he enfrentado. Estoy de acuerdo con esa mujer. Te considero una persona extraordinariamente rica y esto de mi parte, muy guay. Es increíble cómo has sido capaz de descubrir tu talento, disfrutarlo, aprovecharlo y compartirlo con los demás. Yo también me siento más rica desde que te tengo los martes y te doy las gracias por seguir persistiendo con tu negocio, con tu forma de ver la vida y por seguir haciéndome reflexionar cada semana de gratis. Te mando toda mi energía positiva. Un abrazo ;)
Extraordinario! lleno de sabiduria y autenticidad. Eres muy grande! gracias por este proyecto maravilloso y autentico. Con mensajes asi sin duda…. un mundo mejor Si es posible! gracias! (y enhorabuena por tu intenso camino personal)
Eres tremenda Deb!
Gracias a Dios que hay gente como tu que usa su talento para reflexionar y ayuda a otras a hacer lo mismo. Gracias
GRACIAS DEB! En el momento justo… gracias!
Gracias Deb. Me he emocionado mucho. Desde hace un tiempo me siento rica porque quiero y me siento querida por alguna persona concreta, o por muchas.
Ahora mismo soy pobre en dinero. Y una crisis de no hace mucho me hizo comprender que todo lo bueno que llevamos, si lo compartimos nos hacer crecer…soy distinta , y superada aquella “fase horribilis” como ese verano tuyo, mi vida la miro desde otro prisma.
Creía como nos enseñaron que el dinero nos daba el sentido y el poder sobre todo. Hoy me importa lo justo… le he restado importancia. Precioso post como todos.
Hola! Soy de Uruguay, me llamo Ma Inés y creo que es la 3era vez que siento dejar un comentario por aquí. Me agradezco a mi misma el poder animarme a hacerlo. Soy del país del presidente “pobre” que tiene un lema muy interesante “si no puedes ser feliz con poco, no puedes ser feliz con nada” hay tanto para mencionar al respecto del dinero, sin duda el trato que le daban tus ancestros te viene dado como una herencia muy fuerte, tu cultura, a la que pertenezcas, y después creo firmemente como tú, que tiene que ver mucho con el trabajo de uno en uno mismo, hace poco leí algo así como “cuando uno tiene la carreta vacía de valores, tiende a llenarla de cosas” me gusta observar mucho a la gente, y puedo ver esta relación directa, de como compensamos con el exterior cosas que no hay en el interior, agradezco hoy poder verlo, agradezco lo que tengo mientras lo tengo y hoy me siento muy orgullosa de no sentirme pobre, una persona pobre. Gracias Deb.
Hola María Inés! Acá otra seguidora uruguaya de Deb. Esa frase del Pepe es perfecta, para tenerla presente más seguido, no? Hace años que escucho a mi papá decir eso. Confunde a la gente cuando les dice: “yo soy millonario”, y ahí abren grande los ojos, y les empieza a decir la maravilla de mujer que tiene, los nietos preciosos, y un trabajo que le apasiona. Abrazo!
Hola Deb!
Pensar en abundancia. Focalizar, soñar en grande y con propósito. Que bueno que nos lo recordemos cada tanto.
Un abrazo desde santiago de Chile
Hola Deb,
Estoy completamente de acuerdo. Es un trabajo de toma de consciencia. Me has emocionado. Tienes un don precioso. Gracias por compartirlo.
En mi tierra se dice: “Era tan pobre tan pobre… que sólo tenía dinero”. El dinero en sí no nos enriquece. Uno puede sentirse vacío, infeliz y sin embargo tener todas sus necesidades cubiertas (recordemos la famosa pirámide de Maslow). Evidentemente hace falta un mínimo de dinero para poder satisfacerlas. Vivimos en el primer mundo… a menudo pienso en nuestros filósofos griegos, evidentemente debían pertenecer a una clase alta para poder permitirse el lujo de pensar ya que no tenían que trabajar para sobrevivir.
Es cierto que la cultura de nuestros padres era el ahorro… Aunque ese ahorro respondía a otro tipo de necesidades que hoy parecen más cubiertas.
Estoy convencida de que la seguridad no te la el dinero si no la confianza que tengas en ti misma de que puedes conseguir lo que necesites. Puedes tener suficiente dinero para vivir y pensar que nada es suficiente o tener muy poco y no darle mayor importancia. La asociación de “tanto tienes (o ganas) tanto vales” refleja perfectamente esa creencia de que nuestro valor, nuestra riqueza personal, puede medirse en dinero. Que todos hemos dicho alguna vez: “si gana tanto es porque debe ser muy bueno”, o “si cuesta tanto es porque es bueno “. De verdad hay que ponerle un precio a todo? Muchas cosas no las valoramos porque son gratis y otras las comenzamos a valorar cuando le ponen un precio…
Me gustó mucho este artículo, Deb. Talvez te pudiera interesar este breve artículo que va de el dinero y la teoría integral de Ken Wilber. https://elcaduceodemercurio.com/2016/10/24/el-dinero-y-la-teoria-integral-de-ken-wilber/
Siempre he tenido una relación con el dinero distante, incluso casi temeraria porque le he dado siempre poco valor, o el justo, no sé muy bien. Lo he considerado un medio para hacer lo que en cada momento he necesitado, lo he disfrutado. Mi pareja, por el contrario, tiene esa mentalidad que habéis señalado aquí de escasez, de guardar, casi de angustia. Mi relación con el dinero empezó a cambiar radicalmente desde que le conocí, porque empecé a sentir confusión. No sabía muy bien cuál de los dos estaba en lo cierto.
Sin embargo, la llegada de la crisis, que dejó un ERE en mi empresa y con él la oportunidad de emprender mi propio camino freelance, me situó en otro escenario y empecé a valorar cada euro que entraba en casa. Desde que he pasado por esta etapa de escasez (real) y al mismo tiempo he tenido que poner precio a mis servicios, mi relación con el dinero ha vuelto a transformarse.
No sé cómo acabará esta historia. Me gustaría llegar a un punto de equilibrio en el que sepa darle su justa importancia y dimensión. Aunque también os digo que ahora que tengo ingresos más inciertos me apoyo en otros valores para disfrutar la vida. Y no me siento más pobre en absoluto. Es más, siento que necesito mucho menos para ser feliz, aunque de vez en cuando me apetezca darme algún capricho que me permite el dinero que tanto esfuerzo me está costando ganar.
Quizás aquí está la clave, en apreciar lo que tienes, tanto si es dinero como si son valores y recursos.
Justo lo que necesitana hoy después de comprar un boleto de avión (nada barato) para ir a casa. Cambie mi perspectiva: es dinero super bien gastado, en algo que me trae muchísima alegria y paz, visitar a la familia! Eso no tiene precio, prefiero ese tiempo en familia que esos cientos de dolares :)
Me siento rica!! ademas aparecio otro duende que ilumina mi camino,… TU! Gracias, leer esto a primera hora, me hace aterrizar más a lo verdaderamente esencial.
Hola Deb!! Muchas gracias por compartir tus pensamientos porque, mientras tú creces, nos haces crecer a nosotras y nos remueves el foro interno 😊
También pienso como Claudia, el dinero es energía y, como tal, a menudo la bloqueamos con nuestras creencias, la ahuyentamos en lugar de atraerla, vibramos con frecuencias distintas… Si pudiéramos cambiar nuestras creencias y nuestra vibración podríamos cambiar nuestra relación con el dinero y la abundancia…. Pero cuesta tanto!!! 😧
Un abrazo y, de nuevo, gracias!!
Una pasada de post!! Me ha dado para pensar mucho… Lo he leído con la misma pasión que le has puesto tu. Gracias por esto! Un abrazo!
6:00 am y he leído tu artículo. ..
Buenos días, me encantó, yo creo que las cosas las encuentras en el momento que debes encontrarlas y así me llego este interesante tema.
Muchas gracias porque a veces necesitamos que nos recuerden que las cosas no están tan mal como pensamos.
Excelente semana! Saludos.
Simplemente m ha encantado y justamente estoy en esa linia .
Emprender y lanzarme de cabeza a la inseguridad económica, me ha plantado delante de este tema sin contemplaciones. Por primera vez en mi vida he tenido que plantearme mi relación con el dinero, qué significa para mí, por qué vivo con angustia mi cambio de situación económica, y hasta qué punto el dinero condiciona mis decisiones de vida. Un temazo. Estoy aprendiendo mucho con libros como “El alma del dinero” de Lynne Twist y con artículos como este. Así que gracias y adelante, aunque duela…
Hola Deb , primer post tuyo que leo y plaff ” el dinero ‘ casualidad o no anoche hablaba con una amiga del tema dinero, como algo que debíamos resolver en nuestra vida , una vida que en mi caso ha estado siempre marcada por el susodicho. He crecido en una familia humilde y aún así no faltaron nunca unos reyes en mis zapatos ni una celebracion de cumpleaños, estudie una carrera porque …aún no sé muy bien porqué,ese es otro tema. Empecé a trabajar ”de lo mío” y siempre fui hormiguita o agarradita, tengo un buen piso,con su hipoteca correspondiente eso sí , un marido con buen sueldo, sigo trabajando “de lo mío”, etc vamos que como se suele decir no me puedo quejar, pero lo hago. Es como si siempre me sintiera que vivo en escasez, me bombardean los problemas de dinero de familiares y me siento culpable, como si tuviera que pedir constantemente perdón por irme de vacaciones , salir a cenar el finde o comprarme unos zapatos. He llegado al punto de delegar totalmente la cuestión finanzas a mi marido, si ahora mismo me preguntas que he pagado el mes pasado de luz o de móvil por ejemplo no lo sé , esa parte de mi vida ahora mismo no tiene hueco en mi cabeza. El escribir esto seguro que me remueve un poco , pero alguna vez tenía que soltarme un poco.
Deb encantada de poder leer tus palabras y enhorabuena por dedicarte a lo tuyo ,sin comillas .
Un fuerte abrazo. Feliz tarde .Joana
Yo también he tenido siempre esa sensación de inseguridad respecto al dinero. Es lo que tiene venir de una familia humilde. Pero tienes toda la razón en que poco a poco vas creciendo por dentro y mirando menos o aprovechando más cada céntimo. Y vivir con menos, compensa mucho más.
¡Genial artículo!
¡Radios! Sentí como si me estuvieran describiendo. Me gusta mucho leer lo que escribes. Solo una pregunta, ¿qué es el “veranus horribilis”?
En este tema del dinero me he sentido como tú hasta que hace un par de años viví mi propio “veranus horribilis”. Viniendo de una experiencia familiar como tú dices en la que nunca nos ha faltado lo básico pero íbamos a regañadientes con la vida, mi instinto cuando me independicé económicamente fue ahorrar y vivir muy modestamente. Hasta que un día me di cuenta de que estar siempre mirando dónde invertía el dinero me estaba haciendo sumamente infeliz.
No hacía el viaje de mis sueños porque gastaba más de lo que nunca había gastado en eso; no compraba ropa que verdaderamente me gustaba porque el precio se pasaba de lo que yo creía que era normal gastar en ropa; en definitiva, no hacía esto o lo otro por no gastar. Y me encontraba en lugares de vacaciones que ni fu ni fá y vistiendo ropa que me hacía sentir incómoda y poco identificada conmigo misma. Total, que por miedo a gastar dinero, estaba completamente frustrada con la vida que estaba viviendo. Y, aunque me ha costado tiempo, ahora sé dónde sí tengo que invertir y dónde no. Y todo basado en mis propios patrones, no en los heredados.
¡Gracias por esta reflexión!
Eres una mujer muy sabia Deb… un placer leerte :)
Deb, vas por muy buen camino!
Hace unos cuantos meses que recibo tu mail y no lo leo, hoy lo abrí… sencillamente porque resuena conmigo.
Es maravilloso tu cambio desde el “veranus horribilus”
Brindo por tu riqueza, que es la mía también
Salud!
Me siento tan identificada contigo que da miedito jajaja!!!Esas ganas de comunicar,escribir,cambiar las cosas…y aún lo decía ayer ‘habré perdido el norte!!??’Me encantas Deb!!!!😍👏👏👏👏
<3 gracias, muchísimas
Qué manera tan amena de tratar este tema y darle en el clavo!
Gracias
Ja ja ja pues al parecer es así me río por que pienso que es una línea tan delgada y sencilla la que hay que traspasar pero aveces nos complicamos tanto al llegar, al leer esto me investigo claro… y me vi como en el medio de esa linea. Me pasa que aveces me siento superar rica y feliz y otras lo contrario… a ti te pasa? Supongo que debo terminar de estar segura de mi. Nos seguimos viendo ;)